No llegamos a editar el largometraje de Netflix producido por Spike Lee y dirigido por Stefon Bristol – pero sí hicimos cortamos el cortometraje que lo empezó todo.

Stefon acudió a nosotros con un guión y nos pidió que editáramos y postprodujéramos su corto en Nueva York. En cuanto lo leímos, vimos la chispa. Nos lanzamos, haciendo lo que mejor sabemos hacer: confiar en nuestro instinto, ignorar la falta de presupuesto y abrazar el caos, aunque Stefon aún estuviera verde detrás de la cámara.

El cortometraje recorrió festivales, recogió premios y, finalmente, aterrizó en manos de Spike Lee, que claramente vio lo mismo que nosotros. Un año después, Netflix lanzó la versión cinematográfica, con el mismo título, excelentes críticas y toneladas de visitas.

Lo que empezó como un proyecto independiente sin presupuesto se convirtió en una producción de 4 millones de dólares. América Clásica.

¿Nos ofrecieron la edición del reportaje? Claro que sí.
¿Podríamos hacerlo? No. La inmigración y los trámites burocráticos estadounidenses tenían otros planes.
Pero oye: sabemos lo que hacemos, nos lo propusimos desde el principio y tenemos una historia condenadamente buena que contar.

Deja que la fama se la lleve otro. Estamos bien.