El reto de esta campaña era construir un minuto de silencio audiovisual sin que el espectador se diera cuenta.
Visualmente, un minuto completo de inacción puede parecer inusual o incluso vacío. Pero el audaz enfoque creativo de AstraZeneca pretendía suspender la percepción del tiempo, al tiempo que transmitía un mensaje poderoso y emocional: dar espacio, presencia y visibilidad a la realidad de las personas que viven con cáncer de mama metastásico.